Su calidad nutricional es baja, pero se utiliza en la industria alimentaria porque resulta muy versátil y barato
Galletas, crema de cacao, coberturas para postres, bollería, pasteles, patatas fritas, productos de aperitivo, pan de molde, cereales de desayuno, pizzas, helados, salsas...son sólo algunos ejemplos donde podemos encontrar aceite de palma. Ésta grasa salió del aramario en diciembre de 2014, cuando la normativa europea obligó a la inductria alimentaria a especificarlo en la etiqueta. Hata el momento se camuflaba en el listado de ingredientes como grasas y aceites vegetales. Podemos encontrarlo bajo otras denominaciones como pueden ser: aceite de palmiste, estearina de palma o incluso el nombre de la especie de la que procede Elaeis guineensis, es el rey de los productos ultraprocesados, la grasa estrella para la industria alimentaria.
Pero, ¿Qué efectos tiene sobre la salud? ¿Porqué se ha convertido en el último demonio de la alimentación?
En primer lugar, señalar que es muy rico en grasas saturadas, por ello "no es recomendable en el contexxto de una dieta saludable, ya que aumenta el colesterol y puede favorecer la aterosclerosis y las enfermedades cardiovasculares". Señala la AECOSAN, que recuerda que las recomendaciones de la OMS aconseja reducir la ingesta de estas grasas y limitar su consumo a menos del 10% de las calorías totales de la dieta.
Del mismo modo que la agencia, muchas voces como la Asoación Española de Pediatría, se han manifestado en las últimas semanas asemejando el perfil de este aceite con el de otros productos ricos en grasas saturadas y señalando que al margen de la recomendación general de limitar el consumo general de estas grasas "no existen datos concluyentes concretos sosbre el consumo de aceite de palma, sobre todo cuando se estudia en el contexto de una dieta equilibrada".
Por otra parte, otros especialistas como Aitor Sánchez, dietista-nutricionista, tecnólogo alimentario y divulgador científico, piensan que este argumento "supone una simplificación enorme porque hace tiempo que sabemos que no todas las grasas saturadas son iguales".
El perfil de estas grasas, comenta, depende mucho de sus características. " Y resulta que el aceite de palma está compuesto principalmente por ácido palmítico", que se ha demostrado que es uno de los menos saludables dentro de los saturados, tanto a nivel cardiovascular como en la relación que tiene con la aparición de diferentes patologías como el cáncer".
Lo más preocupante, subraya, es que para su empleo en la industria, el aceite se somete a un proceso de refinado, en el que se forman determinadas sustancias, cmo el glicidol, sus ésteres y los MCPD (monoclopropanodiol). Dichas moléculas aparecen al calentar la grasa a altas temperaturas (por encima de 200 grados) se han relacionado con un mayor riesgo de problemas como el cáncer. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha publicado recientemente un informe en el que se advierte sobre la excesiva exposición de los consumidores ante dichos compuestos, que se obtienen no sólo en el proceso de obtención de aceite de palma para uso industrial, sino también en mayor o menor medida, en otros aceites vegetales que se refinan.